domingo, 8 de agosto de 2010

Vacaciones

Pues eso, nos encontramos a la vuelta, en septiembre. Gracias a todos.

sábado, 7 de agosto de 2010

Hermano

No sé si en España se habrá estrenado o no la película Hermano, ópera prima del venezolano Marcel Rasquin. En cualquier caso, es una de esas películas extraordinarias y magistrales que demuestran, una vez más, que el buen cine no tiene nada que ver con desorbitados presupuestos y asombrosos efectos especiales, sino con saber contar buenas historias.

Hermano es una de esas películas de presupuesto humilde, recursos limitados y actores desconocidos, pero su fuerza es tan grande y su magia tanta, que enseguida se convertirá en un pequeño filme venerado que, de boca en boca, irá ganando adeptos por todo el mundo. El talento de su director y guionista, Marcel Rasquin, está a la altura de la frescura y la fuerza de sus actores, y así, Hermano se colocaría –al menos para mí– en la línea de películas tan asombrosas como las de Carlos Sorín (Bombón el perro; Historias mínimas), Fernando Meirelles (Ciudad de Dios) y Danny Boyle (Slumdog Millionaire).

Hermano cuenta la vida de dos hermanos que se crían en una barriada de Caracas y que aman el fútbol por encima de todo, en un país donde el deporte rey es el béisbol. El fútbol es para ellos un elemento redentor, inmersos como están en una sociedad asediada por la violencia, las armas y las dificultades sociales. No voy a contar nada más del argumento, pero si os animáis a verla, estoy seguro que os ayudará a entender un poquito más cómo es esta ciudad, con sus dramas, sus frustraciones y sus barrios marginales, barrios donde vive probablemente más del 80% de la población caraqueña.

Para mí, Hermano ha sido toda una revelación y un descubrimiento. Además (para elegancia de sus productores y ejemplo para el resto de los cineastas del mundo), por cada entrada recaudada en el cine, Hermano destina un bolívar a Unicef, para ayudar a los niños más desfavorecidos. Sí, es poco dinero, pero ¿cuántas películas norteamericanas o españolas hacen cosas así, partiendo de presupuestos y recursos mucho más altos?

Podéis ver más información en www.hermano.com.ve/

viernes, 6 de agosto de 2010

Error macabro

No es raro encontrarse en los periódicos caraqueños varias páginas dedicadas a los obituarios, en las que se mezclan también anuncios de felicitaciones, efemérides y recuerdos varios para los familiares, desde el cumpleaños de alguien al aniversario de una boda. Hoy, en uno de estos diarios, salía esta fe de errata:

“Por error involuntario de esta empresa editora, publicamos en la edición de ayer, en el cuerpo 3 de la página 9, un obituario en el cual se publicó de manera errada una foto del señor Manolo Mariño. Le ofrecemos disculpas por las molestias causadas a su persona, familiares y amigos”.

Con el texto aparece la foto del señor Manolo, un hombre de mediana edad y piel canela, entrado en carnes, que luce una gorra blanca y una sonrisa de felicidad absoluta. Detrás de él, al fondo, se puede ver el anaquel de un bar, con numerosas botellas de whisky y de ron. Los malpensados podrán inferir picaronamente que a eso se debe su sonrisa beatífica, pero yo no. La sonrisa del señor Manolo es, a todas luces, abstemia.

Me imagino a la familia, a la mujer del señor Manolo, el día anterior, recibiendo llamadas, una tras otra: “¿Pero es que ha muerto Manolo?”. Y la mujer, Mayerlis, Mileidis, Nancy, Guiliana, Marilín o alguno de estos nombres tan populares por aquí, toda consternada, “¿Mi Manolo? Pero si se fue a trabajar esta mañana como siempre. Ay, qué desgracia, Cristo mío”. Y ahí debía estar el pobre señor Manolo Mariño, aplicado en sus labores profesionales, despreocupado de que su muerte haya aparecido en el periódico, y su entorno esté ya dudando si ir a buscarle a la morgue de Bello Monte o esperar las rigurosas 24 horas.

Pero es probable que las llamadas de los amigos, de los familiares, de la mujer, hayan saturado el celular del señor Manolo Mariño, y la voz de la inconsolable Marilín o Marisela o Roselín, toda desesperada, acabara preguntándole, al otro lado del aparato: “¿Pero dónde te habías metido, papá? ¿Estás muerto o qué?”. Y el ojiplático señor Manolo, ya un poco mosqueado de tanto afán mortuorio: “¡Anda al carajo, mamagüevo, voy a estar muerto! ¿Ya quieres quedarte viuda?”.

Me puedo imaginar las angustias y las confusiones que la familia del señor Manolo Mariño vivió por unas horas el día anterior, y luego las risas y el alivio, al ver su foto en una esquela que todavía no le corresponde. Qué alegría la de la señora Edith, Florantonia, Belkis, Maicary o Yolimar o como quiera que se llame la buena mujer.

jueves, 5 de agosto de 2010

Hito

Me permito aquí poner una foto y un comentario de Alberto Rubio sobre la obra que Duro Felguera está construyendo a las afueras de Caracas, en los Valles del Tuy. La foto es espectacular, por lo que representa (el izaje y el montaje de la primera turbina de gas GT11, dadas también las especiales dificultades que implica trabajar en Venezuela o, al menos, dada la particular idiosincrasia del trabajador venezolano) y por la bella composición y estética refinada de la foto en blanco y negro.

Este paso representa un hito muy importante en la construcción de la planta de ciclo combinado que el grupo español, en consorcio con una compañía venezolana, está levantado para abastecer de electricidad (1.080 megavatios) a la Gran Caracas, la población más importante del país con más de 4,5 millones de habitantes. Podéis ver más fotos de Alberto en la página: http://www.albertorubio.net/ y algo más de información en el post “Seguridad laboral”.

Una vez finalizada, la central de Termocentro será una de las mayores plantas de ciclo combinado de Venezuela. Está previsto que la primera turbina de gas comience a funcionar a principios de 2011 y en la segunda mitad del año entrarán en ciclo simple las cuatro turbinas que integrarán la planta en la primera fase del proyecto, según las estimaciones de la compañía asturiana. Luego se ejecutará la fase de los dos grupos en ciclo combinado, y se prevé que esté finalizada en diciembre de 2013. Para las personas que trabajan aquí esta foto representa todo un hito y una recompensa a sus esfuerzos. ¡Enhorabuena!

miércoles, 4 de agosto de 2010

La tierra, para el que la trabaja

Hay un pensamiento que a todos alguna vez nos ha asaltado, ya seamos de procedencia pequeño-burguesa-urbana o ya de extracción campesino-rural: la tierra tiene que ser para el que la trabaja. Esto es debido probablemente a un principio de justicia social o más bien laboral que aprendimos (los pequeños burgueses) o sufrieron (los honrados campesinos) cuando los agitadores de la Revolución Industrial y la Francesa guillotinaron los pescuezos y aventaron las pelucas de los señoritingos, y nos enseñaron que los trabajadores –unos y otros– tenemos también derechos y no sólo deberes. Estrujando ese apriorismo al máximo se llega, con facilidad, a la citada conclusión: la tierra, para quien la trabaja.

Pues bien, a este mismo sitio (y con la misma facilidad) acaban de llegar los gobernantes venezolanos, que hace tan sólo unos días han reformado su famosa Ley de Tierras. Según el nuevo texto, aprobado por la Asamblea Nacional, “la tercerización y el latifundio son mecanismos contrarios a los valores y principios del desarrollo agrario nacional”, y establece que los campesinos que lleven más de tres años trabajando para sus amos, podrán hacerse con el derecho que les otorga la ley y arrebatarles la tierra ajena. El dueño, dice la nueva norma, “perderá todo derecho a los frutos, utilidades o beneficios del trabajo de dicha tierra”.

El sempiterno y lúcido Presidente lo ha dejado aún más claro: “Si usted tiene más de tres años ahí como esclavo, porque los ricos tienen haciendas, tienen hatos por allá y una familia de esclavos, la ley le faculta a que vaya, haga la denuncia y como usted es el que la trabaja, se la vamos a transferir”.

No obstante, dadas las lecciones de la historia, si yo fuera campesino venezolano, quizá me abstendría de ir a por las tierras ajenas, y llevado por ese reflexionar propio del trópico, intentaría convencer a mis compadres con algún tipo de sortilegio: ¿pero es que acaso trabajar no es pecado? Ya lo dicen las Escrituras, compañeros: el hombre no fue creado para trabajar sino para holgazanear. Sólo cuando pecó fue expulsado del Paraíso y, sólo entonces, condenado a tener que ganarse el pan y las habichuelas con el sudor de su frente. Para qué nos vamos a complicar y caer en herejía, pué.

martes, 3 de agosto de 2010

Subirats, "El Tornado"

No es Ian Thorpe ni Michael Phelps. Se llama Albert Subirats y es nadador venezolano. Subirats es el icono del deporte venezolano, uno de los ídolos de aquí, y no es para menos, pues este excelente nadador acaba de llevarse ocho medallas (cinco de las cuales son de oro) en los Juegos Centroamericanos y del Caribe que se acaban de clausurar.

Hijo de inmigrantes españoles, Albert Subirats nació en Valencia, en el estado de Carabobo, en 1986, y aunque desde pequeño le diagnosticaron un problema de asma, a partir de los trece años se dedicó por completo a la natación. Albert pasó unos años en España entrenando en el club deportivo Sabadell, pero a partir de los 17 años se fue a Estados Unidos, becado por la Universidad de Arizona, y allí es donde le enseñaron la técnica y le dieron el apoyo necesario. Allí también fue donde le apodaron como todavía hoy día se le conoce, El Tornado.

En estos Juegos Centroamericanos y del Caribe, que se han celebrado en Puerto Rico y cuya organización ha sido duramente criticada por problemas logísticos, por dificultades en el alojamiento de los atletas y por las obras inconclusas, Venezuela ha quedado en segundo lugar en el medallero, con 114 medallas de oro, sólo por debajo de su rival directo, México. Claro que todos los expertos comentan que si Cuba hubiera participado otro gallo hubiera cantado, pero resulta que ya es la tercera vez en la historia que los atletas cubanos no participan en estos juegos, esta vez por problemas con el visado de los deportistas.

lunes, 2 de agosto de 2010

Canillitas

Uno de los aspectos coloridos que puedes encontrar en las calles de Caracas es el de los vendedores callejeros de periódicos o promotores o canillitas, como se conocen en Latinoamérica. Los canillitas de la foto son los vendedores de los dos principales periódicos del país, El Nacional y El Universal, los dos de mayor difusión (junto a Últimas Noticias) y los dos rivales por antonomasia.

Me encanta ver a los canillitas merodeando en los semáforos, en los pasos de cebra, entre los carros detenidos, en la entrada del parque del Este, en las callejuelas de Chacao, a las puertas de los mercados y en los centros comerciales. Muchas veces los encuentras cantando las noticias de portada o los principales titulares del día. Visten unos petos con bolsillos transparentes donde llevan los ejemplares y unos bolsillos laterales, que es generalmente donde guardan el dinero. El precio de los periódicos es de cuatro bolívares entre semana (1,20 euros al cambio oficial) y cinco el domingo.

Los canillitas o promotores complementan la venta de periódicos en quioscos y garantizan una buena presencia en la calle, ganando así a los lectores impulsivos u olvidadizos que ese día no han adquirido el periódico. Por lo que sé, el tema de las suscripciones en Caracas no está muy desarrollado y de esta manera los editores garantizan una mayor fuerza de venta en toda la población. En cualquier caso, constituyen un toque de color que me encanta en las ásperas calles de esta ciudad.