
Por lo visto, el samán era uno de los árboles sagrados de los indios nativos de Venezuela, y en torno a ese árbol se perpetró una matanza por parte de los colonos españoles. Este escenario sangriento les sirvió a Chávez y a los otros oficiales para reunirse y dar inicio simbólico al proceso de la revolución. Yo creo que, de un modo más prosaico, se reunieron también ahí porque los oficiales vivían en uno de los numerosos cuarteles que pueblan la zona.

Ahora, además, Oliver Stone ha presentado en Caracas el documental titulado Al Sur de la Frontera donde, según él mismo ha dicho, se cuenta el ascenso al poder de Chávez y la visión de otros líderes regionales sobre los cambios que está viviendo América Latina. Ha habido un gran revuelo estos días aquí con este documental. No sé si la película arrancará desde el Samán de Güere, pero viendo el entorno no me cabe duda alguna que sería un buen arranque para ensalzar la hagiografía de ese “toro” al que tanto dice admirar el cineasta norteamericano.
El tal Oliver Stone se parece a Pedro Picapiedra, por el apellido y por el tamaño de su cabeza...
ResponderEliminarPor otro lado, está muy bien polemizar, pero Oliver debería saber que, de vivir en Venezuela, probablemente le expropiarían la casa, la productora... por capitalista. Pero claro, es muy fácil hablar cuando ves los "toros" desde la barrera...