lunes, 22 de noviembre de 2010

Cascanueces

El escritor romántico alemán E.T.A. Hoffman escribió un cuento fantasmagórico titulado “El cascanueces y el rey de los ratones” a principios del siglo XIX. Casi 80 años después, Tchaikovski le puso música y lo convirtió en un ballet famosísimo que se estrenó en diciembre de 1892. Desde entonces ese ballet se asocia en muchos países de occidente a la Navidad, porque cuando llega esta época del año es cuando más se representa.

El argumento es éste: una noche de Navidad, Clara, la protagonista del cuento, recibe como regalo un cascanueces de manos de un amigo de su padre, un hombre que se había dedicado a matar a todos los ratones de palacio. Ante tal monstruosidad y como venganza, la Reina de los Ratones convierte a su sobrino, Hans, en un feo muñeco cascanueces. Clara queda cautivada por su nuevo muñeco. Una noche el salón de su casa se llena de ratones y, ante la amenaza que representan, su muñeco viene a salvarla. Sólo entonces todos sus muñecos cobran vida y su casa se convierte en un agitado campo de batalla. Con la ayuda de Clara, el Cascanueces mata al Rey Ratón y se convierte en Hans de nuevo. Luego comienza un viaje increíble y fantástico que les conduce por distintos reinos mágicos.

Esto no nos lo cuenta la dependienta de la tienda en la que compramos nuestro cascanueces, un bello muñeco de madera que viste como un excursionista escocés, con su bastón y su pantalón a cuadros y su mochila y su luenga barba gris. Lo único que la dependienta puede decirnos cuando le preguntamos que de dónde viene esta tradición de los cascanueces en Venezuela es que no tiene ni idea, pero que en los últimos años ha ido en aumento y que ahora forma parte indisoluble de la Navidad venezolana. Y es cierto: uno recorre las calles y las tiendas, y los cascanueces están presentes en los escaparates, en las puertas de los establecimientos, en las vitrinas, pero también se pueden ver en los lobbies de los edificios, en los adornos navideños de las casas, en los mostradores de las luncherías. Y es que en este mundo globalizado hasta los sencillos cascanueces ideados por un escritor alemán se pueden convertir en el icono de la Navidad de un país caribeño.

1 comentario:

  1. Muy buen articulo, acabo de comprar uno en el norte de Argentina y me llamo la atención quise investigar sobre su historia, muy buen articulo, gracias. Saludos desde Salta, Argentina! Rodrigo

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