miércoles, 16 de junio de 2010

De regreso

De regreso a Caracas, todavía aturdidos por el desfase horario del vuelo, quedamos con un venezolano. Le preguntamos qué tal van las cosas por aquí y lo primero que nos dice es “Bueno, como siempre. Ahorita mismo acaban de intervenir el Federal, hace tan solo media hora”. Abrimos los ojos como platos. El Banco Federal es la cuarta entidad financiera del país, por detrás del Provincial (BBVA), el Mercantil y Banesco. Casi nada.

Según vamos al restaurante a comer, vemos gente agolpada en las sucursales de la entidad. Hacen cola, revolotean alrededor de los ventanales de la oficina, miran adentro, sus caras son aturdidos signos de interrogación. Como es lógico, la gente está intentando retirar sus ahorros. Pero no se puede. El Gobierno lo ha intervenido con una curiosa modalidad denominada “a puertas cerradas”. Esto es, han cerrado las 153 sucursales del banco, que ahora no pueden atender a sus clientes quienes, a su vez, tienen que esperar a que se decida si liquidan la entidad o la rehabilitan para saber qué pasa con su dinero. Como venimos de Las Vegas, nos da por apostar: 100 a 1 a que liquidan el banco. Es apostar sobre seguro. Un dato que avala esta certeza: el presidente del Banco Federal es uno de los accionistas de referencia de Globovisión, el canal de televisión opositor al Gobierno.

Aparte de eso, la emoción del Mundial es el otro gran tema en Venezuela. Hace más de tres meses pedimos el canal de pago por visión que se llama Direct TV, algo así como el Plus de España, para poder ver el Mundial íntegro por ahí. Nos dijeron que nos lo instalaban esa misma semana pero, tras varias llamadas, les fue imposible hacerlo. Eso fue en el mes de marzo. Desde entonces todas las semanas llamábamos y todas las semanas nos daban la misma respuesta: "Pues claro, mi chamo, esta misma semana se lo instalamos".

Al final el técnico vino ayer. Menos mal, un día antes del partido de España. Tardó hora y media en colocar un cable y sintonizar el receptor. Me gastó un bote de lavavajillas (sí, de mistol) para meter el cable por el tubo que viaja del rellano hasta la casa. De vez en cuando, se paraba y se ponía a mirar el partido de Brasil conmigo. Hacía un comentario, se ponía de nuevo a la faena, volvía a mirar la tele, cantaba los goles de Brasil. Intentó cobrarme 250 bolívares adicionales por no sé qué excusas del trabajo tan concienzudo que había hecho, que los trabajadores estaban esclavizados y que la empresa no era justa con ellos. Le dije que eso mismo se lo explicara a su jefe, a ver qué le decía. Refunfuñó algo de su contrato y lo esclava que era su empresa. Me pidió un trapo para limpiar sus aparejos, unos alicates y un martillo porque se le habían olvidado, pasó al baño a asearse después de haber acabado el trabajo, dejó la toalla hecha unos zorros, y, al final, con una mirada que yo interpreté de desafío, me dijo:

-Sabes qué, el Mundial lo va a ganar Brasil.

Cuando le acompañé al ascensor me fijé que en su muñeca llevaba una pulsera con los colores cariocas. Yo le dije:

-Puede ser, chamo, pero ojito con España que venimos pegando fuerte, y tenemos mucho hambre.

Pues eso. ¡A ganar!

1 comentario:

  1. No fuea asi perdimos, pero nos quedan mas partidos
    Chile y Nicaragua asiesque a por eyos

    ResponderEliminar