Para mí, la fama de Margarita es quizá excesiva y algo inmerecida por mucho que todo el mundo nos insista en que a esta isla han ido miles de famosos a descansar, como los reyes de España, ejemplo que permanentemente te ponen para dar lustre y hacer más atractivo el destino. Las playas son estrechas y muy alargadas y, como casi todo en Venezuela, demasiado grandes y desaliñadas. Las casas están sin cuidar y las calles, levantadas. Pero eso sí, hay suficientes chiringuitos y restaurantes donde puedes degustar el típico cóctel margarita bien frío o tumbarte en un chinchorro en el agradable silencio de la noche insular.
Margarita tiene dos cosas muy buenas: su carácter salvaje y poco explotado, ya que todo luce bastante natural y virgen -a diferencia de otros destinos turísticos-, y sus precios baratos. Al ser puerto franco, comprar resulta muy económico. No en vano, al regreso en el avión puedes ver a un montón de caraqueños cargando televisores de plasma, dvds portátiles o maletas cargadas de ropa libre de impuestos.
Lo mejor: viajar en catamarán surcando las aguas apacibles del caribe, nadar entre delfines y dejar pasar las horas tumbados en las hamacas de las playas deliciosas de la isla de Coche.
Nos hablas de playas caribeñas y aquí ya estamos casi en invierno. Por la mañanita, 4-5º... ¡Que ganas de que vuelva el verano!
ResponderEliminarPues aquí la época de lluvias está acabando y vamos a días más calurosos. Es como si empezara el verano, aunque siempre haga la misma temperatura: 30-32ºC.
ResponderEliminar