jueves, 14 de octubre de 2010

La fauna de Caracas

Lo que me gusta de Caracas es que, en medio del bullicio de la urbe, puedes encontrarte con la fauna más variada que puedas imaginar, da igual el lugar en el que estés o la hora del día que sea. Enfrente del office en el que trabajo, todas las mañanas, a eso de las siete, llegan tres zamuros negros, corpulentos, vivarachos, señoriales, desde lo alto del cerro del Ávila y antes de posarse sobre el saliente de la cornisa del edificio planean majestuosamente exhibiendo todo su poderío de animal carroñero. El zamuro es un buitre americano, bastante grande, que luce plumas negras, pico curvo y un largo cuello muy estirado. Por lo visto, suele frecuentar los basureros y es relativamente agresivo. Lo extraño es que por aquí no hay ningún basurero y es como si viniesen a descansar, a reposar de su festín culinario. Se quedan hasta eso de las dos de la tarde y después desaparecen hasta el día siguiente.

Otro de los espectáculos que puedes encontrarte es el de las increíbles mariposas que revolotean por el cielo despejado de Caracas: son tan grandes como libros de bolsillo, con sus alas desplegadas, coloridas y muy intensas. Se posan y permanecen un buen rato en el sitio, ajenas a todo lo que las rodea, esperando el momento de echar a volar.
En el parque del Este, por ejemplo, puedes contemplar un aviario que muestra una cantidad ingente de pájaros venezolanos, especies que para nosotros resultan extraordinariamente exóticas, como la increíble águila arpía, los tucanes, los paujíes o las guacamayas.

Pero lo más asombroso de todo es el griterío constante como de silbido acompasado que emiten las ranas en las noches de Caracas. En cuanto se pone el sol, las ranas cantan con una estridencia insoportable, escondidas en todos los rincones de la ciudad, ajenas al desaliento, con un cántico muy parecido al roce metálico del viento en las palas de una veleta oxidada, ese sonido que preludia el cataclismo en las películas del oeste. Y ese canto, ese trino sordo de las ranas, no se desvanece hasta que no aparecen los primeros rayos del sol detrás del monte Ávila. Entonces, uno ya sabe que, al poco tiempo, aparecerán planeando los zamuros para posarse en su lugar de siempre y dar comienzo así al nuevo día.

2 comentarios:

  1. Podrias decirme que especie de rana es esa? pues no lo encuentro en internet, yo tambien me embelese con esas ranitas urbanas en mi estancia en Caracas, saludos y gracias!

    ResponderEliminar
  2. No se si será tarde para responder, pero la rana en cuestión es la Eleutherodactylus johnstonei. Ubicua y abundante en Caracas. https://www.youtube.com/watch?v=uXOiYyBVgX0 Saludos!

    ResponderEliminar