La foto es aterradora: retrata a los habitantes de uno de los barrios de Caracas, El Valle, tomándose la justicia por su mano. Sus vecinos se organizaron para capturar a un hombre señalado por cometer abusos contra las mujeres del barrio. La ira se apoderó de ellos, lo apresaron, lo lincharon a pedradas, con palos y botellas, y finalmente lo mataron a balazos. Después lo rociaron con gasolina y lo incendiaron en mitad de la avenida principal del barrio.
La foto es sobrecogedora: ocurrió en febrero del año pasado y fue la reacción de un pueblo azotado por la violencia que, harto de sentirse ninguneado, se sublevó ante la pasividad y la inacción de las autoridades venezolanas. La inseguridad y los datos de violencia salvaje que azotan a este país hacen que el 53% de sus ciudadanos afirmen estar a favor y apoyar la ley del Talión: ojo por ojo y tiro por tiro.
La foto es, a todas luces, devastadora. La publicó hace unos días el diario El Universal en una magnífica serie de reportajes en los que está analizando el horror cruento del país: su violencia desatada.
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