Las piñaterías de Caracas se han convertido en un símbolo de la ciudad, juguetonas, disparatadas, abarrotadas, hechas para que florezca la ilusión de los niños, los más pudientes y los menos, los de los condominios lujosos y los de las barriadas más pobres, un humilde reclamo de felicidad suprema, concebido para culminar las fiestas de cumpleaños de los más pequeños.
Las piñatas de Caracas son multiformes e imaginativas y cada cierto tiempo renuevan sus modelos, que van desde Mickey Mouse, la Sirenita, Mario Bross, Rayo McQueen o Spiderman, hasta las botellas de la cerveza local (Solera) o las del consumidísimo y siempre venerado whisky de 18 años (Something Special, Old Parr, Buchanan´s), que tanto adoran los venezolanos.
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