jueves, 15 de abril de 2010

Adolescentes guerrilleros

Desde los tiempos en que Randolph Hearst enconara a las masas norteamericanas a través de su emporio mediático contra España por la situación de la guerra de Cuba de 1898, cualquier político del mundo sabe que los medios de comunicación son un instrumento clave a la hora de llegar a la opinión pública, sobre todo si se acercan elecciones.

Esto llegó a entenderlo muy pronto un tipo inteligente como Goebbels, quizá el primer gran director de comunicación de la historia, cuando optó por poner bajo su control todos los medios informativos del tercer Reich y poder así controlar los mensajes. Se le consideró el creador de la "propaganda negra" y, entre sus muchos aciertos (que aún hoy en comunicación empresarial se utilizan sin ambages), se encuentra uno de sus famosos principios, el principio de la vulgarización, esto es, toda propaganda debe ser popular y debe estar adaptada para que la entienda hasta el menos preparado de los ciudadanos, incluidos los niños.

Bueno, pues algo de esto debe estar recuperando la Ministra de Comunicación e Información de Venezuela, Tania Díaz, quien -de cara a las elecciones del próximo mes de septiembre- hace tan solo unos días ha tomado juramento a casi 80 adolescentes de entre 13 y 17 años para crear lo que ha denominado "Guerrilla Comunicacional".

Se trata de que estos chavales, aún en edad escolar y quizá con las ideas poco asentadas, difundan mensajes del gobierno y cubran así "un vacío de información" generado por los medios de comunicación privados. La idea es que los jóvenes aprendan a utilizar cámaras fotográficas, teléfonos móviles, Internet, estudios de radio y televisión comunales para propalar "el mensaje del socialismo del siglo XXI".

Estos grupos de adolescentes son considerados guerrillas porque tienen que ser capaces de estar en cualquier momento y en cualquier lugar para "combatir la mentira".

En fin, ya veremos lo que de esto dicen los organismos internacionales que velan por los derechos universales de los niños. Al menos, por ahora, pertenecer a estas guerrillas no va a contar para subir nota ni para embellecer el currículo académico.

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