
Resulta que la Blackberry comenzó siendo un dispositivo enfocado a las empresas y como tal se vendía en todos los países. Su aterrizaje en Venezuela hace tan sólo un par de años fue similar al de otros sitios. Sin embargo, la pasión desaforada de los venezolanos por las nuevas tecnologías hizo despegar un dispositivo que estaba claramente orientado al segmento de los oficinistas. Pues bien, en cuestión de un año, la Blackberry ha vendido millones de terminales en Venezuela y se ha convertido en el mayor y más rentable mercado del mundo para sus fabricantes.
La llevan los adultos, los niños, los ancianos, los policías, las peluqueras, los perrocalenteros, los taxistas, los mototaxis, los presentadores de informativos, los luncheros, los malandros, el Presidente de la República… todos la llevan. Cuando sacas tu LG de poca monta, como es mi caso, te miran como a un pobre inculto tecnológico.
Un terminal aquí te puede costar entre 3.000 y 5.000 bolívares, dependiendo del modelo, lo que equivale a entre 900 y 1.500 euros (según el cambio oficial), muy por encima del salario medio: 1.300 bolos aproximadamente. ¿Cómo lo hacen? Pues muy sencillo, se endeudan hasta los tuétanos, como cualquier hijo de vecino.

Definitivamente si yo tuviera un amigo antropólogo, le pediría que me explicara qué quiere decir tanta pasión hacia ese pequeño objeto de deseo llamado Blackberry.
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