martes, 6 de julio de 2010

Perfil de Huguito

Huguito es corajudo y bravucón. Para unos, Huguito es un búfalo desatado, un gorila rojo, pura sangre brava. Para otros, un militarote, un populista, un histrión. Todos, sin embargo, coinciden en que Huguito es socialista, feo y libertador.

Huguito ha leído a Marx, o eso dice, y se ha estudiado la vida y milagros de Simón Bolívar, el padre de Venezuela y, por ósmosis, de toda Latino América. Huguito es un militar de clase humilde, enardecido revolucionario y fervoroso creyente. Huguito invoca el manifiesto comunista y la vigencia de la fe en la Milagrosa. Para Huguito, Jesucristo, el primer socialista.

A Huguito le gustan los mapas, por eso cuando sale en la televisión siempre va con uno. Hay quien sostiene que Huguito se pierde por los mapas, los mapas políticos, sí, los del cole, esos inocentes mapas que siempre agarra con una mano mientras los emborrona con un rotulador rojo, Huguito siempre tan simbólico. “Mete zoom”, le dice Huguito al camarógrafo. “Figúrense, mis panas, aquí está Maracaibo”, dice señalando un punto en el mapa, “lo que hay que hacer es venir por aquí y a la que venimos tenemos que exportar cemento a Caracas y, de esta forma, aprovechamos los viajes del barco”, remata ufano, alumbrado por una sabiduría divina, Huguito. Una voz, la del ministro Diosdado, ubicuo donde los haya, farfulla: “En Caracas ya hay cementera, mi comandante”. Huguito se encabrona un poco: “Yo sólo doy la idea, Diosdado, yo la lanzo y ustedes la desarrollan”. Todos aplauden. Huguito es un iluminado.

Huguito es como un niño grandón, se encabrona con pasmosa facilidad si se le lleva la contraria, bufa como un mamut. Huguito pasó por la milicia, conspiró en torno al Samán de Güere y protagonizó un golpe de estado y un breve exilio en las islas venezolanas. Ahora Huguito es presidente de la República y sale en la tele con sus mapitas, tan cándido, tan de andar por casa, tan desvalido que ninguno de sus asesores se atreve a llevarle la contraria o es que, acaso, los asesores saben menos que Huguito. Cada vez que acaba su discurso, ante la plebe encendida, Huguito se repite como un mantra: “Hasta la victoria siempre”. Los demás le replican: “Venceremos”.

2 comentarios:

  1. Me viene a la memoria una frase que decía un antiguo jefe para referirse a los jetas que chupan del bote. Siempre decía "¡Avanzad y ganemos!"

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  2. Muy buen retrato, Santi. Ahora sí a grito pelao he de decir: ¡¡Viva Simón Bolívar libertador!! :) y cantaré:
    "Yo nací en esta ribera del Arauca vibrador
    Soy hermano de la espuma
    De las garzas de las rosas
    Soy hermano de la espuma
    De las garzas de las rosas
    Y del sol (del sol) y del sol..."

    Sesostris

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