Siempre que vamos al Centro Asturiano de Caracas me gusta pasarme por la biblioteca y hablar con su guardián. Lo hago desde el primer día que fui allí y lo hago siempre después de comer.
El bibliotecario se llama Oliverio Alas (en la foto), un hombre provecto de casi 80 años que pasa allí las tardes de los fines de semana, un poco para matar el tiempo. La biblioteca, generalmente solitaria, es angosta, umbría, un pequeño laberinto con más de 12.000 volúmenes de primeras ediciones de autores españoles y latinoamericanos, que costarían un dineral en cualquier librería de lance. Este fondo ha ido aumentado mediante compras, pero también por donaciones que hacen los asturianos ya ancianos que deciden ir a morir a España y, como no saben qué hacer con los libros acumulados durante sus años de vida, los entregan generosamente al Centro.
Hablamos siempre largo rato, y cada vez que voy me amplía algo más de lo ya contado.
Oliverio vino por dos meses con su mujer, en barco, en los años 50. Era abogado y recaló aquí por recomendación e insistencia de su suegro, quien, luego de pasar por París y Marruecos trabajando como ingeniero agrónomo, llegó a Venezuela con un buen puesto de trabajo.
Colaboró activamente en la creación del Centro Asturiano de Caracas en 1954, un club privado con piscina olímpica, canchas de tenis, recinto social, zona de recreo, salas de juego, salón de baile, una lunchería, un hórreo y una biblioteca. Ha recibido personalmente a todas las autoridades que han pasado por la institución: los Reyes de España, el presidente del Principado de Asturias, Vicente Álvarez Areces, el ex ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, el bejarano Jesús Caldera, etc.
Oliverio es además presidente de la Peña Azul del Real Oviedo de Caracas, pintor, dibujante e ilustrador de libros de autores venezolanos. Siempre que voy está leyendo periódicos, y algunos domingos sintoniza una radio pequeña por la que escucha los partidos de la liga española. Su equipo, claro, el Oviedo.
Pero lo más impactante de todo es que Oliverio es nieto de Leopoldo Alas Clarín, el insigne escritor ovetense, autor de La Regenta. Naturalmente eso me tiene fascinado. ¿Quién me iba a decir a mí que en Caracas, en la Carretera Vieja de Las Minas de Baruta, a unos 15 kilómetros del centro mismo de la ciudad, en lo alto de una montaña, me iba a encontrar nada menos que con un descendiente de Clarín?
Por desgracia, me cuenta, no llegó a conocer a su abuelo, fallecido en 1901. No obstante, se siente muy orgulloso de ser nieto de tan ilustre escritor. Un día se pone a enseñarme fotos, retratos, dibujos y me muestra varias ediciones de la obra cumbre de su abuelo (ediciones argentinas, mexicanas, españolas).
En la de Alianza, prologada por su sobrino Juan Cueto (uno de los fundadores del grupo PRISA y actual colaborador de El País), me señala una curiosa imagen de Clarín en la que el escritor aparece con varios miembros de su familia, subidos en un carruaje. En el pescante, con las bridas agarradas en una mano y la fusta en la otra, aparece un conductor de piel canela y cabello oscuro:
-Mira, éste era el chófer. Por su aspecto, podría haber sido venezolano, ¿no te parece? Viendo esta imagen, cualquiera podría decir que Clarín estuvo en Caracas, hace muchos, muchos años.
Nació el 25 de abril de 1852 en Zamora, donde se había trasladado su familia desde Oviedo, al ser nombrado su padre, Genaro García Alas, gobernador de la ciudad leonesa.[1] Leopoldo fue el tercer hijo del matrimonio.
ResponderEliminarEn la casa se hablaba continuamente de Asturias y su madre, Leocadia, con cierta nostalgia, contaba relatos de aquella tierra de sus antepasados (aunque ella tenía también hondas raíces leonesas). Este ambiente influyó en gran medida en el espíritu del niño Leopoldo que desde siempre se sintió más asturiano que zamorano, aunque a lo largo de su vida conservó un cariño especial por las tierras que lo vieron nacer
De esta forma Leopoldo Alas entró en la vida literaria de la época y desde su columna empezó a lanzar duras críticas llenas de ironía contra la clase política de la Restauración.
ResponderEliminarVoy a inaugurar en verso
mis revistas de Madrid,
con un modesto romance
que tenga su retintín;
y voy a decir a ustedes
lo que les quiero decir,
mediante Dios, y mediante
el gobernador civil.
Clarín empieza a gozar de popularidad al mismo tiempo que le llegan abundantes disgustos y bastantes enemigos. Cada nuevo artículo se convierte en un nuevo escándalo, criticado o alabado en las tertulias de la Cervecería Inglesa o del Ateneo de la calle de Arenal. Clarín sigue adelante en su estilo asegurando que «el crítico que dice la verdad no medra» y que el poeta aunque sea malo «llega de redondilla en redondilla a jefe de negociado». Junto con esta actividad literaria, continúa con sus estudios, preparando el doctorado
S.V.S
Oliverio Alas Suárez es nieto DE UN HERMANO de Clarín, llamado Marcelino.
ResponderEliminarPues hoy, viernes 2 de Marzo de 2012, daremos tierra a Dolores Alas Suárez,nuestra queridísima y entrañable Lolina, que falleció ayer en San Fernando (Cádiz) a los 94 años, donde vivió la mayor parte de su vida.
ResponderEliminarAdiós Lolina, te recordaremos con todo nuestro cariño hasta que nos reencontremos ante el todopoderoso