Pongamos que la mujer lleva aquí ya seis meses. Pongamos que trabaja en los Valles del Tuy, a las afueras, a más de ochenta kilómetros de Caracas. Pongamos que su empresa está construyendo una central térmica de ciclo combinado. Pongamos que es la responsable de Calidad. Pongamos que tiene un equipo de cuatro personas directas y otras cinco a través del socio local. Pongamos que todos los días tiene que batallar con ellos, que nunca hacen lo que se les pide, que siempre tienen alguna excusa, que cuando se les dice “¿Por qué no hiciste esto?”, ellos siempre responden de la misma forma: ponen los ojos como besugos y levantan los hombros.
Pongamos, sin embargo, que un día uno de ellos sale espabilado, que hace todo diligentemente, que cumple con todo lo que se le pide, que se anticipa, que propone, que exige, que reclama, que persigue, que está en el día a día de la obra, que hace, en fin, bien su trabajo. Pongamos que ese día entra en el despacho de la mujer y le dice:
-Mire, señora, hice estas revisiones del procedimiento de limpieza de ferralla. Además, se me ha ocurrido incluir otros procedimientos, para ganar tiempo.
Pongamos que la mujer responde:
-Ah, estupendo. Coméntaselo a tu supervisor y lo hacemos como dices. Me parece bien.
Pongamos que el hombre pone un gesto incómodo, como de sorpresa, y que dice titubeando:
-Disculpe, señora, si no le importa, se lo comenta usted mejor… Como si la idea fuese suya.
Pongamos que la mujer se extraña:
-¿Pero cómo que si la idea fuese mía? Si me la has dado tú, y está muy bien. Anda, coméntaselo y dile que yo la avalo.
Pongamos que un compañero del hombre dubitativo le echa una mano:
-Disculpe, señora… Verá… Es que aquí, en Venezuela… bueno, pues, no está bien visto que un subordinado aporte ideas o proponga mejoras a su jefe. Los jefes no soportan que se digan cosas que no se les ocurrió a ellos. Es una lucha de egos, no sé si me explico. Aquí no está bien visto, y uno puede perder el empleo… Si no le importa, coméntesela usted, pues.
Pongamos que la mujer se queda perpleja. Pongamos que hace esta reflexión, de vuelta ya en su casa de Caracas:
-¿Pero cómo va a mejorar este país si capan toda creatividad, toda iniciativa y todo afán emprendedor?
Pongamos que su novio o marido la mira con ojos descreídos y le responde:
-Así les va.
miércoles, 5 de mayo de 2010
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Estos llevan hasta lo más alto lo del Jefe es el Jefe aunque sea un burro,
ResponderEliminarPorque el Jefe no come se nutre…….
S.V.S
Se me ocurren dos comentarios para esta entrada. Uno nace de una película legendaria "Todos al suelo"... sin nombres número 2... de acuerdo Aniceto número 1...
ResponderEliminarPor otro lado, esa manera de pensar está basada en el escalafón militar soldado-cabo-sargento-... Sin que se puedan saltar escalones... Hay quien asciende por inercia y crece gracias a las ídeas de los empleados a pesar de ser un paquete...
Esto me lleva a concluir con un comentario de nuestro querido "Celedonio"... Primo ¿Yo para que quiero pensar?...