Hacen honor a su nombre. Desde hace más de tres años cometen asesinatos, robos a mano armada, secuestros, hurto de vehículos, uso de documentación falsa y nunca son apresados. Se llaman "Los invisibles" y son la banda de delincuentes más peligrosa y dura de todo Venezuela. Hasta hace unos días, nunca los habían atrapado.
Era de noche cuando la policía científica (Cicpc como se llama aquí) llegó a las Residencias Simón Bolívar, al oeste de Caracas, comandada por el comisario Wilmer Flores. Entraron en tropel en el edificio, preguntaron a los vecinos dónde vivía Fraiber Velasco Vargas, de 23 años, el líder de "Los invisibles". Alguien dijo:
-No, señor, Velasco nunca ha vivido aquí. Sólo viene a visitar a su novia en el apartamento 401.
Los agentes, ataviados con gorras deportivas, chalecos antibalas y escopetas, encontraron a Fraiber en la casa. No estaba solo, su novia andaba con él. Cuando iban a atraparlo, el delincuente agarró a la chica y la utilizó como escudo protector. Era su rehén.
–La pobre –dice el padre–, apenas tenía un mes de relación con él. Nosotros le conocíamos como José Luis.
El comisario Wilmer Flores, con paciencia y habilidad policíaca, comienza a negociar. Fraiber exige que acuda su madre. La madre de Fraiber aparece por allí a las horas y, tras una dura negociación, salpicada de gritos, llantinas y discusiones, Fraiber es detenido.
El ufano comisario Wilmer Flores manda al preso a la Dirección de Investigaciones Nacionales para interrogarlo. Es ya de madrugada y los policías agotados abandonan las dependencias. Se quedan al cargo cuatro funcionarios (un inspector y tres detectives) a pasar la noche con él. Ha sido un día ajetreado, así que el sueño resulta profundo.
Cuando ya está a punto de amanecer, uno de los hombres se despierta y descubre que Fraiber se ha escapado. Haciendo honor a su apodo, Fraiber se ha desintegrado literalmente. Ninguno de los custodios se percató cuando el preso que debían vigilar se levantó y se fue. Tampoco ninguno de los funcionarios que andaban por las dependencias policiales lo hizo, ni siquiera los guardianes que flanqueaban la puerta notaron nada raro al ver salir a aquel muchacho que llevaba unas esposas en las muñecas.
La rueda de prensa es bochornosa. El comisario Wilmer Flores suda y no sabe qué decir.
-No descartamos ninguna hipótesis -comenta afligido.
La Cicpc pone a sus mejores hombres a funcionar de inmediato y a los pocos días apresan a Fraiber y a su hermano Francisco, el lugarteniente de la banda. Ahora "Los invisibles" están descabezados.
Alguno de los ayudantes del comisario explica el origen del nombre. El grupo estaba formado, entre otros, por un nutrido grupo de funcionarios y ex funcionarios policiales que ayudaban en los procedimientos criminales y que los entrenaban para ser más efectivos. Cuando descubrieron que con la ayuda de sus cómplices policías no habría rastro o acción que los perjudicara, los hermanos Velasco comenzaron a decir a sus víctimas: “Ni te ocupes en denunciar, nosotros somos invisibles”.
lunes, 10 de mayo de 2010
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A los delincuentes, por muy invisibles que sean, siempre les pillan chingando...
ResponderEliminarPor cierto, demasiados policias durmiendo mientras se escapa el chorizo más buscado...