Que este país está hecho de otra pasta nadie lo pone en duda. Resulta que ahora no solo hay escasez de leche, azúcar y agua embasada, sino también de pan. Vas a la panadería, pides una canilla y la dependienta, con una media sonrisa forzada, te señala un cartel escrito con caligrafía de parvulario: “Por abastecimiento de harina, no se dispensa pan. Por su comprensión, gracias”.
-¿Y sabes hasta cuándo vais a estar sin harina?
-Ah, no sé, chamo. Eso dependerá del distribuidor. A nosotros hoy no nos llegó, y ayer tampoco, y no sabemos hasta cuándo será.
-Vale, gracias. Muy amable. Una pregunta más: ¿sabes a qué se debe?
La dependienta vuelve a sonreír con desgana y levanta los hombros. Es la forma habitual de responder en Venezuela. Nos vamos al colmado a comprar pan de molde. Vaya. Se lo han llevado todo. Las baldas arrasadas nos lo confirman. Les falta sonreír y levantar los hombros también. En fin, hoy comemos sin pan. Y al día siguiente, y al otro, y así.
Hasta varios días después y gracias al periódico no averiguamos qué es lo que ha pasado. Resulta que en Semana Santa el Gobierno dio varios días de descanso nacional con el fin de ahorrar electricidad, ya que el país vive inmerso en una crisis energética sin precedentes. Como hicieron otros muchos venezolanos, los fabricantes y distribuidores de harina se tomaron también sus días feriados, como manda la ley, papá Estado, las efemérides cristianas y las caribeñas, que para eso son también trabajadores como los demás. Así que dejaron de currar y, por tanto, de producir harina y venderla a los panaderos. Ahora, varias semanas después, dan esta explicación en un comunicado antológico:
“Asotrigo (Asociación Venezolana de Molinos de Trigo). La industria molinera de trigo informa a la opinión pública nacional que ante la disminución de los inventarios de harina panadera, causada principalmente por el feriado de Semana Santa, se tomó la decisión de incrementar inmediatamente después del asueto los niveles de producción y distribución de harina en sacos, a nivel nacional, con el fin de normalizar la situación.
Para Asotrigo es fundamental que las panaderías cuenten con inventario suficiente para producir el pan que alimenta a la familia venezolana, razón por la cual acordó con el sector de panaderías mantener la prioridad en la producción y distribución de harina panadera con el fin de que cuente con las cantidades básicas necesarias para su producción.
Asotrigo garantiza plenamente el abastecimiento de la harina de trigo y espera que la situación se normalice en los próximos días”.
Qué bien, nos decimos, volvemos a tener pan.
lunes, 3 de mayo de 2010
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Yo creo que no es eso, si no que como para comer langosta y moluscos no es necesario el pan, pues eso……. Sin pan..pan
ResponderEliminarS.V.S
Pero, ¿Como puede un empresario dejar de fabricar un producto que tiene vendido de antemano? ¿Te imaginas tener una empresa con las ventas garantizadas en España? Supongo que se deberá a márgenes poco satisfactorios, a sindicatos y, como no, a que son unos huevones...
ResponderEliminarSí, de todo eso hay un poco, sobre todo de lo último...
ResponderEliminarNo es por nada, pero si dejáis de comer, lo malo no será que os quedéis en los huesos, sino que muchos/-as se quedarán en la silicona. Qué asco.
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